viernes, 25 de febrero de 2011

REDES SOCIALES EN INTERNET

El blog “Generación Y” de Yoani Sánchez

“Cada persona que me lee, me protege, y sólo la custodia de ellos me ha permitido llegar hasta aquí”
Yoani Sánchez


Con más de cien mil seguidores en twitter y un promedio de tres mil comentarios (1) por post en el blog “Generación Y”, la bloguera cubana Yoani Sánchez es ya leyenda en el cada vez más imprescindible espacio de las redes sociales en Internet. Ganadora del meritorio Premio Ortega y Gasset 2008 en la categoría Periodismo Digital, seleccionada por la revista Time entre las cien personas más influyentes del mundo (2008), acreedora del Premio del jurado en el concurso español Bitácoras.com 2008, incluída en la selección de los 100 hispanoamericanos más notables del año (2008) por el periódico El País, ganadora del Premio iRedes 2011 del Congreso Iberoamericano de Redes sociales en la categoría Individual, Yoani Sánchez parece no necesitar del papel y la tinta para lograr el reconocimiento de los lectores y el protagonismo mediático. ¿A qué se debe este éxito?


¿Quién es Yoani Sánchez?

Foto tomada del blog GY
 Nacida en La Habana en 1975, Yoani Sánchez se licenció en Filología Hispánica en la Facultad de Artes y Letras de La Habana en el 2000, con una tesis titulada “Palabras bajo presión. Un estudio sobre la literatura de la dictadura en Latinoamérica”. Está casada con el periodista Reinaldo Escobar, con quien tiene un hijo de 15 años. Durante los años 2002- 2004, Yoani Sánchez vivió en Suiza pero decidió, contrariamente a los que la mayoría de sus compatriotas y amigos le aconsejaban, regresar e instalarse nuevamente en Cuba. De vuelta en La Habana, trabajó durante un período corto en la Editorial Gente Nueva, para dedicarse luego trabajar por cuenta propia como profesora de español y guía turística. En el 2004 funda, con otros cubanos residentes en la isla, la revista de reflexión y debate Consenso. En abril del 2007 lanza su blog “Generación Y” (hoy traducido a quince idiomas), logrando una repercusión inmediata. Desde entonces trabaja como articulista, webmaster y editora del portal Desde Cuba. A pesar de que desde marzo del 2008 el gobierno cubano implementó un filtro informático que impide ver Generación Y  en los sitios públicos de Internet en Cuba (2), la bitácora de Yoani Sánchez ha logrado, fundamentalmente gracias al apoyo de los amigos del exterior, seguir publicando sus post y lograr cada vez más lectores. Yoani Sánchez prefiere, hoy día, llamarse “más informática que filóloga”.
Recibiendo el Premio Príncipe Claus

El camino de Yoani Sánchez del anonimato al enorme reconocimiento del que hoy goza ha estado plagado de dificultades. La historia de los sacrificios, los intentos fallidos, las trampas y las muestras de ingenio que ha tenido y tiene que dar para poder publicar sus post y sus twitters están documentados en muchos de sus textos y son, lamentablemente, experiencias compartidas por muchos blogueros independientes de Cuba. A la censura y los diversos filtros que el gobierno implementa para que los posts de Sánchez no sean accesibles a los lectores cubanos, hay que agregar otros factores como: los cortes de energía, la lentitud de la banda estrecha, el cable de fibra óptica que nunca llega, la carencia de equipo, el limitado acceso a computadoras públicas, el elevado precio de cada hora de uso (en febrero del 2011: 8 euros la hora desde un hotel y sólo para turistas, 1,33 euros desde un cibercafé) -, el deterioro de las computadoras, la dificultad de obtener un permiso para la conexión, el riesgo de que la casilla de correo electrónico sea cancelada sin previo aviso, la imposibilidad de adquirir un propio dominio web y alojarlo en un servidor local, la prohibición de hospedar el sitio en otro país, la imposibilidad - cuando de una manera u otra se abre un sitio - de actualizar todos los días, la frustración de no poder responder a los comentarios de los visitantes, toda esta faena extenuante para poder expresarse por la red, ha generado la frustración de toda una generación a la cual Yoani Sánchez, con acierto, califica como los “cibermutilados” (post del 21 de julio 2008).


Un exorcismo personal


Reseñar algo por definición tan dinámico y actual como un blog es prácticamente inútil (más efectivo es simplemente recomendar la visita a la página en cuestión), pero para quien desee adentrarse en el proceso de gestación del blog Generación Y de Yoani Sánchez y acceder a sus primeros post, recomendamos la lectura del libro Cuba libre. Vivir y escribir en La Habana, publicado por la editorial Debate en junio del año pasado (2010). Debate es una editorial perteneciente al grupo Random House Mondadori y se especializa en la publicación de ensayos. El mencionado volumen, publicado paralelamente en Barcelona, Buenos Aires y Montevideo, recoge los post de Generación Y desde su inicio en en abril del 2007 hasta octubre del 2009.
Portada del libro de Yoani Sánchez

Cuba libre. Vivir y escribir en La Habana se inicia con una introducción escrita por la misma Sánchez, quien analiza el fenómeno particular de los textos de blog. Tomando la debida distancia, la autora reflexiona sobre esas “criaturas mestizas difíciles de clasificar en algún orden” (p. 9) que son sus propios post extraídos del contexto digital y materializados en el papel. Aquí, la joven bloguera cubana puede explicar, como lo ha hecho tantas veces, las necesidades que hicieron que comenzara a publicar sus textos, y lo que esta posibilidad ha significado para ella:

“Hay criaturas mestizas difíciles de clasificar en algún orden y una de esas es mi escritura, a medio camino entre la crónica, el exorcismo personal y el grito. El hipogrifo nacido de estos dos años escribiendo un blog en internet tiene garras reales afincadas en la cotidianeidad (...). Las alas se las brinda la virtualidad, el enorme ciberespacio donde mis textos hacen lo que yo no podría: moverse y expresarse libremente.” (p. 9).

Son varios los factores que confluyen para que los post de Yoani Sánchez resulten  interesantes. Uno de ellos es la clara conexión entre ideología y cotidianeidad. Yoani no parte de abstracciones, sino que su punto de partida son los desvelos de la vida cotidiana, donde se refleja claramente cómo las decisiones gubernamentales dificultan la vida del cubano común, ya sea en la mala calidad del pan, el adoctrinamiento escolar o la lucha cotidiana para acceder a Internet (“Tantos kilobytes utilizados me han reafirmado que no soy yo, ni somos nosotros, los que nos oponemos a algo, sino que es la realidad cubana – esa que describo en mis post – la que se muestra profundamente contestataria, marcadamente opositora.” (p. 17)). Pero si bien denuncia la injusticia, no se titula víctima, y ése es otro factor que diferencia el análisis de la simple queja o el lamento. Yoani Sánchez critica, además, dando la cara (es simbólica la publicación de su documento de identidad en su perfil del blog) y contándole a los cubanos y al mundo sobre su propia vida y sus estrecheces. Lo acertado de Sánchez es que logra dar a sus escritos un toque personal, compartiendo sus afanes cotidianos con los lectores, pero sin perder su privacidad. Y si bien el lector puede echar un vistazo a su refrigerador vacío, o a sus zapatos gastados, esos detalles no tienen la finalidad de transformarla en héroe o víctima, sino sencillamente servir como símbolo de los desvelos de una gran parte del pueblo cubano, que lucha día a día con los mismos contratiempos, injusticias o anhelos.

 Otro acierto de Yoani Sánchez es no confundir patria con sistema. El aparato de propaganda de muchos regímenes autoritarios tiene y ha tenido como función hacer figurar a todo aquel que expresa una crítica al gobierno como antipatriota y traidor ( “(...) un país donde las clasificaciones se expresan rígidas y los apelativos, contundentes. Aquí sólo se puede ser ‘ revolucionario’ o ‘contrarrevolucionario’, ‘escritor’ o ‘ajeno a la cultura’, pertenecer al ‘pueblo’ o a un ‘grupúsculo’” p. 32). Sánchez distingue claramente en sus post al pueblo cubano necesitado como algo distinto y fundamentalmente más importante que la jerarquía institucional, el Estado y sus representantes. Yoani Sánchez es también explícita al declarar que sus opiniones, y todo lo que expresa en sus escritos, es producto de sus convicciones personales, que no es partidaria de tal o cual ideología o adscripta a grupo o movimiento colectivo: “Para evitar endiosamientos y futuras crucifixiones, aclaro en una de las páginas de mi blog que este es un ejercicio personal de cobardía para decir en la red todo aquello que no me atrevo a expresar en la vida real.” (p. 11).


El vaso de leche diario

Al repasar el grueso volumen (365 páginas) que reúne los escritos de Yoani Sánchez durante dos años y medio y tratar de enumerar los temas que desarrolla, nos encontramos casi ante un programa de gobierno. Ideología, libertad de expresión, situación habitacional, educación, salud pública, desempleo, economía, empresa privada, son temas que Yoani trata con destreza y, al partir de la cotidianeidad y los ejemplos concretos, logra cristalizar una serie de textos en la que muchos cubanos de hoy pueden identificarse. Yoani Sánchez habla siempre en primera persona, y son básicamente sus propias experiencias la que la autorizan a demandar cambios.

Si bien los temas son muchos, hay sin embargo dos que prevalecen: la libertad de expresión y el tema de la escasez (una vida marcada por la pobreza). Como otros autores cubanos (3), Yoani narra la miseria material (y muchas veces espiritual) en la que ha tenido que crecer, y el tono es muchas veces amargo. Cuando Yoani cuenta el vía crucis de un dolor de muelas (p. 30), el sueño tan anhelado del vaso de leche diario (p. 40) o el relato muy personal del deseo y la renuncia a tener otro hijo (p. 197), produce textos que conmueven y que la posicionan en un espacio intermedio entre la denuncia política y el relato autobiográfico de carácter literario. El tema de la libertad de expresión, por su parte, está continuamente presente a lo largo de todo el volumen. La desinformación y el aislamiento (p. 112, p. 126), el talento adquirido de leer entre líneas, la función del rumor como fuente de información alternativa (p. 45) y la censura (p. 115, p. 158, p. 191) son temas omnipresentes en el blog de Yoani Sánchez.

Lamentablemente, el volumen Cuba libre. Vivir y escribir en La Habana no circula en Cuba y, como ya mencionamos, también el blog Generación Y es de muy difícil acceso en el país. Pero Yoani Sánchez y muchos otros blogueros independientes cubanos no se dejan acobardar. Para poder difundir sus escritos, suelen imprimir algunos de sus textos y repartirlos en conciertos, exposiciones o simplemente en las plazas, para poder alcanzar también a todos aquellos que no acceden al privilegio de Internet. De esa manera intentan alcanzar el efecto de círculos en el agua, o, como Sánchez misma lo expresa: “ Cada copia entregada es como la inoculación de un virus de consecuencias impredecibles: el bacilo de la opinión libre, la infección que provoca en alguien ver a otro expresarse sin máscaras”. (p. 11). Esperemos que tanto Generación Y como otros espacios independientes en Cuba alcanzen cada vez más lectores y generen, a su vez, respuesta, diálogo y apertura, fenómenos profundamente anhelados por las jóvenes generaciones cubanas.


“Merci Facebook”: Las redes sociales de Internet como instrumento de cambio

Las redes sociales de Internet como instrumento de la democracia y la libertad de expresión han ido adquiriendo un rol cada vez más protagónico. Se evidenció en Irán en el 2009 y aún con más intensidad en los sucesos dramáticos de Túnez, Argelia y sobre todo Egipto en estas semanas, más los conflictos actuales en Libia, Bahrain y otros países del Medio Oriente y el norte de África. Los gobiernos autoritarios siguen intentando coartar la libertad de expresión a través de bloqueos, filtros y prohibiciones, pero la destreza tecnológica de las nuevas generaciones están siempre un paso más adelante. De la misma manera, lo que se inició como la aventura personal de una joven cubana que intentaba vencer sus propios temores, se ha transformado en un portal que aloja a una serie de blogueros independientes cuyos post son apreciados por una cantidad cada vez más grande de lectores.

Y si bien las redes sociales han significado una apertura y un medio de comunicación que continuamente logra filtrarse por las rendijas de la prohibición y llevar su mensaje al mundo, su uso no siempre redunda en efectos positivos. El bielorruso Evgeny Morozov nos recuerda, en su libro The netdelusion. The dark side of internet freedom , que Internet y las redes sociales son sólo instrumentos que fácilmente pueden ser manipulados de acuerdo a las manos que los manejen. Morozov ejemplifica con experiencias propias en su país, Bielorrusia, pero también con incontables ejemplos de países como Irán, China, Rusia, Corea del Norte y Venezuela, donde los gobiernos utilizan con destreza las redes sociales para difundir propaganda favorable a su propia gestión, y para vigilar a los disidentes. Morozov da como ejemplos a los casos de las autoridades iraníes, que controlan la página de Facebook del solicitante antes de expedir un pasaporte, y el de la red Al-Qaida, que ha utilizado y utiliza Internet como canal de propaganda y medio para reclutar nuevos simpatizantes. Morozov califica además de “ciberoptimistas” a los gobiernos que (como el gobierno sueco recientemente) han comenzado a destinar parte del dinero dedicado a la cooperación internacional en apoyar a los llamados “activistas de la red”. El bielorruso critica además la visión eurocéntrica, que elogia las manifestaciones de repudio a los regímenes que ellos mismo consideran destructivos, mientras que muestran molestia y escepticismo frente a fenómenos como Wikileaks o Anonymous, que critican a las élites de poder del mundo occidental.

Sin embargo, no se puede obviar el increíble poder de las redes sociales y el rol que han jugado en los recientes sucesos en Túnez, Algeria y Egipto. Quedan grabadas en la retina las imágenes de los muros de la capital tunecina que se pintaron inmediatamente después de la huida de Ben Ali: “Merci le peuple. Merci Facebook.” O como Yoani Sánchez escribió, en un twitter días antes de la renuncia de Hosni Mubarak: “ Cuánto tenemos que aprender del pueblo egipcio!”.


 Notas:

(1)   Ejemplos: post del 17 de febrero 2011: 6686 comentarios; post 12 de febrero: 3999 comentarios, post del 24 de enero 2011: 5 186 comentarios, etc. Seguidores en twitter (febrero 2011): 106 316.

(2)   El boicot oficial al blog Generación Y se levantó sorpresivamente a principios de febrero de este año, probablemente a raíz de la celebración de la Feria Informática Habana, cuya XIV tiene lugar del 7 al 11 de febrero. Yoani Sánchez cree que la medida es provisoria.

(3)   Véanse los libros Trilogía sucia de La Habana y El Rey de La Habana de Pedro Juan Gutiérrez (Matanzas, 1950) y Todos se van de Wendy Guerra (Cienfuegos, 1970).


Otros blogs independientes de Cuba:

“Octavo cerco” de Claudia Cadelo: http://www.octavocerco.blogspot.com/
“Desde aquí” de Reinaldo Escobar: http://www.desdecuba.com/reinaldoescobar/
“Habanemia” de Lía Villares: http://www.habanemia.blogspot.com/
“Sin evasión” de Miriam Celaya: http://www.desdecuba.com/sin_evasion/
y más en el portal http://www.desdecuba.com/

domingo, 9 de enero de 2011

AGATHA


Dama del Imperio Británico y Reina del Crimen



El 15 de septiembre de 1890 nació en Torquay, condado de Devon, Inglaterra, una niña que recibiría el nombre de Agatha Mary Clarissa Miller. Su nacimiento fue recibido con gran alegría por sus padres, el norteamericano Frederick Alvah Miller y la inlgesa Clarissa Margaret Boehmer, quienes ya eran padres de un niña de once años, Madge, y un niño de diez, Monty. La pequeña Agatha vivió una infancia feliz en el seno de una familia de clase media acomodada, en un ambiente idílico de la campiña inglesa.

Éste es el inicio de una historia que bien podría ser la de muchas niñas de la época en condiciones similares, pero que en este caso significó el nacimiento de una de las escritoras más leídas de todos los tiempos: Agatha Christie. Honrada con diferentes premios, doctorados, e incluso con el muy codiciado título de Dama del Imperio Británico, Agatha Christie es más conocida actualmente con el apelativo de “Reina del Crimen”, que con fervorosa admiración le otorgaran los millones de lectores que hasta hoy siguen disfrutando de sus inconfundibles novelas y misterios.

Igualmente fascinante es, sin duda, la historia de su vida. A pesar de haber sido educada por su madre, en forma privada, en el ambiente victoriano de la época, Agatha Christie transgredió, con increíble naturalidad, los parámetros que su educación y su época quisieron imponerle. La escritura y los viajes fueron su pasión, y el reconocimiento que alcanzó, inclusive durante su vida, fue inigualable. Christie escribió, en aproximadamente 50 años de producción, 80 novelas e historias breves, una docena de obras de teatro, seis novelas románticas (con el seudónimo de Mary Westmacott), tres libros misceláneos y una autobiografía. Se estima que ha vendido alrededor de dos billones de libros en todo el mundo, y ha sido traducida a una gran cantidad de idiomas (que varía, de acuerdo a las fuentes se consulten, entre los 45 y los 103 idiomas). Agatha Christie es, según el Guiness record book, el escritor que más libros ha vendido en el mundo (“best-selling fiction author of all time”)


Primeros años: infancia y juventud




La pequeña Agatha vivió los primeros once años de su vida en un ambiente familiar armonioso, rodeada del cariño de sus padres y hermanos. La madre decidió que su hija más pequeña realizara sus estudios en el hogar, dado que la niña, ya a los cinco años, había aprendido a leer sola. Bajo su supervisión y la de algunos profesores privados, Agatha recibió los conocimientos básicos de la enseñanza elemental. La niña gustaba representar obras de teatro y se cuenta que fue su hermana Magde quien la incitó a escribir. Paralelamente a sus estudios, Agatha aprendió a tocar el piano y a cantar. Esta vida idílica se interrumpe en forma dramática para la niña cuando el padre muere repentinamente. La situación familiar obviamente se modifica y la relación ya estrecha entre la niña y su madre se intensifica. Para poder sostenerse económicamente, Clarissa Miller decide alquilar la casa familiar durante los inviernos, mientras la familia se traslada temporalmente a Egipto, lo cual contribuyó a que Agatha se acostumbrara tempranamente a los viajes. Esto se repetiría todos los inviernos, hasta que, a los 16 años, la joven Agatha es enviada a Paris para realizar estudios de canto y piano. Pero la carrera de cantante de ópera que su madre había planeado no llega nunca a concretarse, en parte por recursos vocálicos insuficientes, pero también a causa de su timidez. De regreso de París, viaja junto a su madre a El Cairo, donde pasan el invierno, como en los viejos tiempos, y donde la joven escribe su primera novela (que nunca se publicará).

A los 22 años (1912), Agatha se compromete con Archibald Christie, piloto de las Fuerza Aérea del reino (Royal Flying Corps), con quien contraerá matrimonio dos años después, poco después de la declaración de la Primera Guerra Mundial. Durante los años de Guerra, mientras su esposo combatía en Francia, Agatha se enrola como enfermera voluntaria en el Hospital de la Cruz Roja de su ciudad natal, Torquay. Allí adquiere los conocimientos sobre medicinas y substancias tóxicas (completó un examen de farmacéutica) que tanto le servirían en la redacción de sus novelas. Este ambiente le inspirará la trama de lo que será su primera novela: El misterioso caso de Styles, escrito durante dos semanas de vacaciones. El manuscrito fue rechazado por varias editoriales, hasta que finalmente se publicó en 1920, con mediano éxito. Este fue el punto de partida de la carrera de quien en adelante se conocería como Agatha Christie (aún luego de su divorcio) y que a partir de aquí comenzaría a producir con extrema facilidad un gran número de novelas, pero también un volumen de poesía, llamado The Road of Dreams (1925). En 1919 nace su hija Rosalind.

Los años posteriores - si bien continuó con la publicación de sus novelas, que eran cada vez más exitosas -, fueron extremadamente duros para la escritora. Dos hechos desequilibraron su vida: primero la muerte de su madre, a quien se sentía profundamente unida, y luego la crisis de su matrimonio. Su esposo la abandona por otra mujer, y la pareja obtiene el divorcio en 1928. Durante el proceso de separación, Agatha Christie sufre una crisis emocional, con ataques de amnesia, durante uno de los cuales desaparecería durante once días sin dar señales de vida. Reaparece luego en un hotel sin poder dar explicaciones de su conducta, suceso que ha dado lugar a diversas especulaciones, y que se recrearía en la película Agatha (1) de 1979, con Vanessa Redgrave en el rol principal.


Amor en Mesopotamia



Luego de su divorcio y del escándalo que ocasionó su desaparición, Agatha Christie siente la necesidad de recluirse y encontrar la tranquilidad necesaria para poder seguir escribiendo. Finalmente, decide instalarse en las Islas Canarias, donde residió durante dos años. Allí escribió muchas de sus más conocidas obras, como El enigmático Mr. Quinn y El misterio del tren azul. Ya en esta época se establece internacionalmente como una de las más prolíficas y exitosas escritoras de novelas policiales. Unos años después, y ya recuperada de su dramática separación, Agatha Christie retoma lo que, junto con la escritura, sería su pasión: los viajes. En uno de ellos, en la ciudad de Ur en Irak, conoce al joven arqueólogo Max Mallowan, catorce años menor que ella. La atracción es mutua y en 1930, la pareja contrae matrimonio (el cual duraría 46 años, hasta el fallecimiento de la escritora a los 85 años). Los flamantes esposos Mallowan (aunque Agatha conservaría siempre el apellido de su primer marido para la escritura) deciden realizar juntos los viajes de carácter arqueológico que la profesión de Mallowan exigía. Agatha participó activamente de las expediciones y llegó a poseer conocimientos profundos en la materia, a la vez que muchos de los ambientes exóticos que visitaba la inspiraron en la escritura de varias de sus más conocidas obras, como Asesinato en Mesopotamia, Muerte en el Nilo o La venganza de Nofret.

Durante la Segunda Guerra Mundial, vuelve a colaborar como voluntaria en una farmacia militar, donde actualizó sus antiguos conocimientos en toxicología, además de seguir escribiendo sin cesar. Como muchos de sus contemporáneos, Agatha Christie condenó la guerra (donde perdió a su yerno, el marido de su hija Rosalind) entendiendo que en una guerra  sólo quedaban perdedores.

En 1960, a los 70 años, la UNESCO la declaró oficialmente como el autor más vendido del  mundo. Para entonces, Max Mallowan, su marido, ya se había convertido en un eminente arquólogo y sería ennoblecido por la reina. Agatha Christie pasó entonces a titularse Lady Mallowan. En 1961 fue designada miembro de la Real Sociedad de Literatura y Doctora Honoris Causa en Letras por la Universidad de Exeter. En 1970, celebró sus 80 años con una fiesta magnífica, fue retratada por el célebre pintor Oscar Kokoschka y posó para el Museo de Cera de Madame Tussaud. En 1971 se le concedió el entonces muy poco frecuente título de Dama del Imperio Británico, en reconocimiento a su obra literaria. A partir de aquí su salud se debilita y Agatha Christie se retira de la vida pública, dedicándose exclusivamente a la compañía de su esposo y de su adorado nieto Matthew, hijo único de Rosalind. Matthew Prichard es, actualmente, el heredero universal de Agatha Christie, a quien la escritora ya en vida cediera los derechos de autor de su vasta obra.

Agatha Christie falleció, luego de un corto período de enfermedad, el 12 de enero de 1976, a los 85 años de edad, en Winterbrook House, Cholsey, Oxfordshire, y sus restos descansan en el cementerio de la iglesia de St. Mary en Cholsey.



Reina del Crimen


A pesar de su fallecimiento hace ya 35 años, la popularidad de Agatha Christie sigue intacta. Sus libros siguen siendo leídos en todo el mundo y aún siguen organizándose festivales sobre su obra y otorgándose premios con su nombre. A su fama ha contribuido también, además de su obra, una larga serie de rodajes de las novelas tanto para el cine como para la televisión. El fuerte de Agatha Christie fue la novela detectivesca o de suspenso, en ciertos casos llamada “misterios”, en donde se le presenta al lector un misterio (frecuentemente un asesinato), el cual se resuelve gracias al ingenio de un policía, un detective o simplemente un personaje más del relato, quien astutamente y gracias a su poder de deducción (y su conocimiento de los mecanismos de la conducta humana) logra resolver el caso. En las novelas de Christie, los misterios son resueltos más por inteligencia e intuición que por minucioso trabajo detectivesco. Los escenarios de sus novelas son espacios cerrados, generalmente pequeños poblados ingleses o haciendas en el campo, habitados por personajes de clase media acomodada, lo que limitan la cantidad de sospechosos. La idea es permitir al lector ensayar hipótesis e intentar adivinar la identidad del culpable antes de acabar la lectura del relato.

Los textos más populares de Christie fueron, y son todavía, los protagonizados por dos figuras ya legendarias, con las cuales la escritora trabajaba en dos series paralelas. Una es la de Hércules Poirot, excéntrico detective belga residente en Gran Bretaña; y la otra es la inconfundible Srta. Marple, una vivaz sexagenaria con un agudo poder de observación. Mientras que Poirot concentra su trabajo en los ambientes urbanos, la Srta. Marple es la típica solterona de provincias, cuyo máximo entretenimiento es observar la vida de sus vecinos. Y aunque suene como una descripción antipática, lo cierto es que la Srta. Marple se nos presenta como una dama sabia y agradable, profundamente conocedora de la psiquis humana. Hércules Poirot es introducido a los lectores en uno de los primeros libros de Agatha Christie, el mencionado El misterioso caso de Styles (1920), mientras que la figura de la popular Srta. Marple aparece recién diez años después en El asesinato en la vicaría (1930). Agatha Christie continúa escribiendo estas dos series en forma paralela, pero ya en los años 40 había escrito las dos novelas que cerrarían ambos ciclos: Telón: último caso de Poirot (publicado 1975) y Un crimen dormido (publicado en 1976), cuyos manuscritos fueron encerrados en una caja de seguridad en un banco de Londres por la misma autora, para publicar después de su muerte y de esa manera asegurarse que nadie más seguiría utilizando estas figuras tan queridas para su creadora. En 1977 se publica, también póstumamente, Una autobiografía, que Agatha Christie redactara unos diez años atrás. Es un grueso volumen de recuerdos, escritos con la misma soltura y agilidad que caracteriza el estilo de la autora, aunque no cubre todos los episodios de su vida ni sigue un riguroso orden cronológico.


Lo interesante de los misterios de Agatha Christie es esa capacidad única de la escritora inglesa para mantener el suspenso hasta el último minuto, tejiendo y destejiendo tramas y posibles soluciones, y cuya resolución no se develará hasta último minuto. Muchas veces ha sido criticada por salirse de las reglas del género y echar mano a recursos inusuales (como en El asesinato de Roger Acroyd o en Diez negritos), pero probablemente sea ésa otra de sus virtudes de narradora, y las novelas mencionadas siguen siendo consideradas como clásicas en su género. Los textos de Agatha Christie exhiben además una fina ironía y un delicado sentido del humor, con frecuencia expresado por personajes que tienen la madurez suficiente para ironizar sobre sí mismos. Su construcción del diálogo es ágil y segura; no le preocupan, sin embargo, los aspectos sociales o morales de la intriga y lo cierto es que Agatha Christie nunca tuvo como objetivo realizar una crítica social o mostrar las deficiencias de su sociedad, como muchos actuales escritores policiales aspiran en la actualidad. Agatha Christie deseó entretener a sus lectores con misterios inteligentemente construidos, y lo hizo magistralmente. Sus lectores se lo agradecen y siguen admirándola incondicionalmente como la indiscutida “Reina del Crimen”.


 (1) Trailer de la película Agatha de 1979, con Vanessa Redgrave y Dustin Hoffman