lunes, 21 de agosto de 2017

Doce cielos: una ventana abierta a otros mundos

Cuando en mi juventud (allá lejos y hace tiempo, como diría mi compatriota Guillermo Enrique Hudson) decidí estudiar literatura en la universidad, fue el deseo de leer y profundizar la obra de escritores de distintas partes del mundo uno de los motivos fundamentales de mi decisión. El acceso a diferentes culturas a través de la literatura siempre me ha parecido fascinante.

Años después entendería que mi idea en ese entonces de lo que ”literatura mundial” significaba, era - para decirlo con benevolencia - ingenua. Lamentablemente, el programa de estudios que la carrera ofrecía coincidía con esa visión limitada del mundo: luego de una serie de materias introductorias, los estudiantes debíamos profundizar fundamentalmente las literaturas de lengua hispana (Literatura española, iberoamericana y argentina). En lo que a  ”literatura mundial” se refería, tuvimos la oportunidad de familiarizarnos en la literatura francesa, italiana, alemana e inglesa y norteamericana. Estudiamos minuciosamente la obra de escritores apasionantes, que aún aprecio: Rilke, Joyce, Proust, TS Eliot, Faulkner, Pirandello, por nombrar sólo a algunos. Como detalle interesante podría agregar que el programa de estudios incluía cuatro cursos anuales de Lengua y literatura latinas y Lengua y literatura griegas, donde año tras año, los estudiantes luchamos heroicamente hasta dominar las declinaciones y los modos verbales tanto de la lengua de Virgilio como la de Homero. Apasionante, y personalmente, no me arrepiento de un solo minuto dedicado a esta labor. Pero esta selección refleja sin duda los valores que un país al confín del continente sudamericano, a finales de los años 70, y sumergido en una dictadura militar sangrienta y despiadada, consideraba fundamentales.



Víctor Hugo, Federico García Lorca, Jules Verne y León Tolstoy



¿Resultado? Luego de casi cinco años de estudios y con un título universitario en la mano, mi ignorancia acerca de la literatura mundial seguía siendo notable. Con la excepción de la lectura privada de los grandes maestros rusos, mi mundo literario de referencia era fundamentalmente occidental, cristiano, blanco y masculino. ¿Qué sabía yo de literatura china, por ejemplo? Una cultura milenaria, el país más poblado del planeta. ¿Qué sabía de otras literaturas asiáticas: literatura japonesa, o literatura coreana por ejemplo? Ni que hablar de las literaturas del continente africano, que aún hoy imaginamos como un conglomerado sin distinción de países. ¿Qué sabía yo de literatura egipcia, congolesa, sudafricana? ¿Y de literatura hindú? ¿Y la de las culturas del Pacífico? ¿Y la literatura árabe? ¿Y la literatura persa? En fin. Aún hoy día, nuestra ignorancia es masiva, y los tesoros por descubrir, inagotables.


La torre de Babel, óleo de Pieter Brueghel el Viejo
Por suerte, con los años crece también la certeza de que los títulos universitarios pueden ser útiles en el mercado laboral, pero que poco dicen de la cultura general de las personas que los ostentan. Hoy día, gracias a la labor indispensable de los traductores, podemos acceder a muchos y excelentes representantes de la literatura mundial en su sentido más vasto. La obra de escritores como, por ejemplo, Orhan Pamuk o Chimamanda Ngozi Adichie, nos abren una ventana a la vida y la cultura de países - desde nuestro punto de vista – remotos, como Turquía o Nigeria. Todavía falta mucho por difundir, pero el tema de las editoriales y el mercado siguen definiendo a cuál literatura tenemos acceso y a cuál no.

Sorpresas

De vez en cuando, sin embargo, nos llega una sorpresa agradable y, como siempre, de la mano de una pequeña editorial independiente. A fines del año pasado, preparándome para una viaje a Nueva Zelanda, país para mí remoto y fascinante y del cual poco sabía, intenté acceder a la literatura local. Los resultados fueron, obviamente, extremadamente pobres. Uno o dos títulos de novelas realizadas en el cine fue todo lo que encontré en castellano. Recurriendo al inglés, la cosa fue mucho más fácil, por supuesto. De esa manera entré en contacto con dos escritores maravillosos: Patricia Grace y Hone Tuwhare. Sin detenerme en detalles (cada uno de estos autores merecería más tiempo y atención) pude sin embargo constatar que ambos escritores pertenecen o pertenecieron (Tuwhare falleció en el 2008) al pueblo maorí, los habitantes originarios de Nueva Zelanda, o Aotearoa, como las islas son denominadas en ese idioma.

(Aotearoa significa en idioma maorí ”tierra de las grandes nubes blancas”, lo cual resulta mucho más atrayente que el nombre actual y más conocido de Nueva Zelanda, acuñado por los cartógrafos holandeses, quienes llamaron a estas islas Nova Zeelandia, en honor a la provincia holandesa de Zeeland, (en español, Zelanda). Aotearoa es, junto con la denominación New Zealand, nombre oficial del país).


Whakatane, Bay of Plenty

Lo interesante de estos dos autores es que ambos, a pesar de su pertenencia al pueblo maorí y su fuerte identificación con esta cultura, escriben en inglés. Los dos también han tocado el apasionante tema de las relaciones entre lenguaje, cultura, identidad y poder, que también dejaremos para otra oportunidad. En todo caso, si bien ambos abren una ventana al mundo maorí, y de una manera excepcional, el lenguaje de representación es todavía el del colonizador. Mi inquietud seguía en pie: ¿cómo acceder a los escritores en lengua maorí? No tenía ninguna esperanza de hallar material accesible, por lo menos en castellano.

Hasta que un día, gracias a las conexiones infinitas de la red, llegó a mi conocimiento la existencia de la antología Twelve heavens/ Ngā rangi tekau-mā-rua/ Doce cielos. A trilingual anthology of Māori poetry. Este fantástico proyecto recoge textos de ocho poetas de origen maorí, presentados en idioma maorí, inglés y español, con ilustraciones del renombrado artista y activista Tame Iti, también de origen maorí. Nada en este libro tiene desperdicio: conocer la labor de la editorial, Letras Latinas Publishing House, entender el porqué del título del libro, leer la introducción, disfrutar de las ilustraciones y sumergirse en los textos de los poetas antologados, nos abren las puertas a un mundo desconocido y fascinante.

Primero unas palabras sobre la editorial. Letras Latinas Publishing House, fundada en el 2014, es parte de la organización ALAC (Auckland Latin American Community Inc). Fundada en 1993, ALAC tiene como objetivo contribuir al bienestar de la comunidad latinoamericana en Auckland fundamentalmente en tres áreas: servicios sociales, cultura y educación. En 1994 se establece el centro cultural Casa Latina en Onehunga, Auckland. Hoy día, si bien el área de servicios sociales es la actividad preponderante de la organización, sus aportes al desarrollo y difusión de la cultura latinoamericana en Auckland es apabullante. Uno de los aportes fundamentales a esta labor es la apertura de la Biblioteca Letras Latinas en el 2006, con una nutrida colección de literatura latinanoamericana (ficción, no ficción, literatura infantil, diccionarios, etc). Esta biblioteca, bajo la dirección de Mirtha Álvarez, uruguaya asentada en Auckland, es la única en su género en el país. Además de ofrecer los volúmenes en préstamo, la biblioteca organiza varios Club del libro y otras actividades, tanto para los adultos como para los niños de la comunidad latinamericana en Auckland y regiones aledañas. La gama de actividades culturales, sin embargo, no se limita a la literatura, sino que abarca grupos de danza, talleres de música, centro de arte, festivales, obras de teatro, Cine Club, página en Facebook, etc.


 Doce cielos

Desde su título, este volumen trilingüe de poesía nos sumerge en el mundo de la cosmología maorí. El concepto de doce cielos proviene de la leyenda que dice que existen doce niveles en el cielo, cada uno de ellos habitado por una deidad específica. El exterior es la morada de Io, el Ser Supremo, mientras que el más cercano a nosotros es el cielo que contemplamos todos los días. Es además la morada de Ranginui (Rangi), el Padre Cielo, quien junto con Papatuanuku (Papa), la Madre Tierra, ha engendrado a la humanidad. La palabra Rangi significa en idioma maorí tanto cielo como la deidad que lo personifica.

Este volumen reune la obra de ocho poetas de origen maorí: cinco mujeres (Ngatai Huata, Kiri Piahana-Wong, Iriaka Stevens, Tracey Tawhiao y Kirsten Te Rito) y tres hombres (Isaac James Bishara, Vincent Olsen-Reeder y Vaughan Rapatahana). La selección  intenta reflejar, en la medida de lo posible, la diversidad, en cuanto a sexo, edad, profesión y voz poética.



Te Puia, Rotorua
Un aspecto interesante a tener en cuenta antes de sumergirse en cualquier tipo de lectura, es reflexionar sobre qué expectativas el texto genera en nosotros como lectores . En realidad, en el mejor de los mundos, lo ideal cuando uno lee poesía es iniciar la lectura como una ”tábula rasa”, sin preconcepciones ni expectativas. Dejar que los textos hablen y estar abierto a lo que quieran comunicar. Pero en este caso, lo cierto es que mi expectativa era leer poesía proveniente de una cultura sobre la cual quería saber más. ¿Qué esperaba entonces? ¿Temas indígenas? ¿Maoríes? ¿La reivindicación de una cultura durante mucho tiempo reprimida? ¿El retorno a las raíces? En realidad, esta expectativa es completamente injusta en relación a los poetas, y a la larga, ridícula, por intentar etiquetar a la poesía. No vale la pena detenerse en la ya muy debatida pregunta si realmente existe una literatura indígena, o femenina, o colonial, o proletaria, o lo que sea. La poesía proviene de individuos, y refleja justamente la diversidad de voces que le dan valor. Sería injusto que un poeta, sólo por provenir de una determinada comunidad, tuviera la obligación de ser el portavoz de toda una cultura. De esa manera intenté iniciar la lectura con la única expectativa de leer autores nuevos, provenientes de una cultura casi desconocida para mí.

El resultado fue muy interesante. A pesar de la brevedad de la selección (algunos poetas están representados con apenas una o dos poesías) es posible apreciar el sello personal de varias voces singulares, con un tono vagamente conocido. La mayoría de los autores antologados escriben sobre su cultura, ya sea en directa alusión a la situación del pueblo maorí, o simplemente reflejando en su poesía la relación entrañable del pueblo maorí con la naturaleza circundante, y en especial con la tierra de los ancestros. Los poemas de Kiri Piahana- Wong o Kirsten Te Rito son un ejemplo de esto. Pero lo que más me entusiasmó de estos poetas no fue el tema de su poesía sino el carácter de su voz poética. Muchos de estos textos tienen un dejo de poesía oral muy interesante. A través de repeticiones, evocaciones, casi con estribillos o coros, adquieren un carácter de himnos u oraciones, estilo muy reconocible y relacionado con lo poco que conocemos de poesía indigena latinoamericana. Como Fiona Taler, presidenta de ALACIC, lo señala en la introducción, ”la cultura maorí tiene una rica tradición oral y la poesía es un vehículo natural para expresar ideas filosóficas complejas, a través de un lenguaje rico en metáforas e imágenes” (p. 6). Muchos de los escritores reunidos en esta antología trabajan en el área cultural, y varios de ellos como cantautores, lo cual demuestra lo ligados que están muchos de estos textos a la cultura oral: palabra, ritmo y musicalidad van mano a mano.

Un ejemplo son los poemas de Ngatai Huata (quien se define como ”canta-autora, compositora, escritora, poeta, artista de grabación, productora, asesora cultural”, p. 23). Sus textos poseen una musicalidad tan notable, que pueden ser percibidos, más que como poemas, como himnos, invocaciones y a veces hasta como mantras. Por ejemplo el bello poema ”Mana Wahine. A poem 1997” (p.27), escrito originalmente entretejiendo frases en maori y en inglés. Una combinación de menciones, invocaciones y exclamaciones dan al poema una fuerza que va más allá de la anécdota. Poema esencialmente lírico, sin una línea de narración pero que un poder de sugestión que permanece grabado en la memoria del lector.


Ngatai Huata


Kirsten Te Rito



En esta misma línea se ubica la poesía de Iriaka Stevens, quien paralelamente a su trabajo como Asistente de salud se define como ”Tohunga”, lo cual significa sacerdotisa maorí, práctica que realiza, a su decir, con discreción y en la mayoría de los casos sin ser observada. (p. 72). La poesía de Stevens combina también el idioma maorí con el inglés, y refleja una preocupación por la huella devastadora del hombre moderno en la tierra que compartimos. Sus textos expresan la búsqueda entrañable de la cultura maorí (al igual que muchas otras culturas indígenas) de una existencia guiada por la espiritualidad, una reconexión con los ancestros y las tradiciones familiares de las cuales la modernidad nos va alejando cada vez más.

La poesía de Stevens logra una fluidez en el lenguaje poético que la hace enormemente efectiva. La lectura en voz alta de estos textos, en maorí y en inglés, suena como plegaria, himno o cántico. Como buena poesía oral, logra entrar en un ”flow” donde palabra, ritmo, cadencia y repetición le dan un carácter muy especial. Ver poemas Rangi raua Ko Papa (p. 73), La encantadora de la tierra (p. 80-81) y La Arpía (una profecía para Papatuanuku, Tierra Madre) (p. 86), preferentemente en la versión en inglés y maorí (luego de leer la traducción al castellano). Quizás suene incomprensible que recomiende la lectura de un poema en un idioma, o quizás dos, desconocidos, pero eso responde en realidad a nuestro deseo, como lectores modernos, de una comprensión del texto aferrada a la anécdota. Pero si nos libramos de esa idea un segundo y leemos en voz alta la poesía (como escuchamos tantas canciones en idiomas desconocidos, disfrutando de la musicalidad del texto aunque no entendamos el significado de las palabras), experimentaremos una fuerza especial y una musicalidad muy poderosa en estos poemas.

En el caso de Kirsten Te Rito, el tema social, y el deseo expreso de trabajar por su comunidad, adquieren un carácter más ligado a la poesía de reivindicación social que en las poetas anteriores. Te Rito es una artista muy conocida en el ámbito de la cultura maorí. Ha grabado varios álbumes (el último de ellos, Aiotanga (Sencillez) exclusivamente en lengua maorí) y ha ganado varios premios por su labor artística. Los textos presentados en la antología son textos de canciones, reafirmando una vez más la relación entre palabra y música de la poesía maorí.


El valor de esta antología se acrecienta gracias a las sugerentes ilustraciones del artista y activista maorí Tame Iti, una figura reconocida tanto en el ámbito nacional como internacional, que merecería un presentación propia. Sus paisajes de carácter onírico presentan una simbiosis entre la naturaleza y el ser humano (representado en las innumerables figuras que simbolizan la comunidad, la tribu) sin duda muy características de la visión del mundo de la cultura que representa. Lamentablemente, apenas se hace mención a este artista en el volumen, y quedamos sin saber nada de las imágenes que se reproducen en la antología. Desde este punto de vista, Doce cielos presenta algunas carencias propias del trabajo hecho en forma ideal, con recursos limitados y sin la rutina existente de las editoriales establecidas. Un trabajo de corrección de pruebas hubiera eliminado varias de las pequeñas imperfecciones de la edición. Una presentación más exhaustiva de los escritores hubiese sido deseable, y los traductores han quedado relegados a una mención al final del volumen. Tampoco se menciona el idioma original en que los poemas han sido escritos. Si bien todos estos autores tienen sus raíces en la cultura maorí, por razones muy comprensibles no todos utilizan este idioma en su poesía. Una información más detallada de estas circunstancias hubiese sido deseable.

 
Tame Iti
Pero todas estas observaciones son insignificantes en cuanto al valor de la antología, que nos permite apreciar la riqueza y el carácter peculiar de una cultura tan poco conocida en el ámbito hispanoamericano. Desde este punto de vista, Doce cielos nos abre las puertas a un mundo nuevo, desconocido, fascinante. Si bien percibimos sólo un chispazo de la cultura original de Aotearoa/ Nueva Zelanda, es suficiente para aumentar nuestra curiosidad y el deseo de seguir profundizando en los autores originarios de este país. Una labor pionera y audaz de Letras Latinas Publishing House que merece ser difundida.

¡Arohanui, Letras Latinas!






viernes, 25 de febrero de 2011

REDES SOCIALES EN INTERNET

El blog “Generación Y” de Yoani Sánchez

“Cada persona que me lee, me protege, y sólo la custodia de ellos me ha permitido llegar hasta aquí”
Yoani Sánchez


Con más de cien mil seguidores en twitter y un promedio de tres mil comentarios (1) por post en el blog “Generación Y”, la bloguera cubana Yoani Sánchez es ya leyenda en el cada vez más imprescindible espacio de las redes sociales en Internet. Ganadora del meritorio Premio Ortega y Gasset 2008 en la categoría Periodismo Digital, seleccionada por la revista Time entre las cien personas más influyentes del mundo (2008), acreedora del Premio del jurado en el concurso español Bitácoras.com 2008, incluída en la selección de los 100 hispanoamericanos más notables del año (2008) por el periódico El País, ganadora del Premio iRedes 2011 del Congreso Iberoamericano de Redes sociales en la categoría Individual, Yoani Sánchez parece no necesitar del papel y la tinta para lograr el reconocimiento de los lectores y el protagonismo mediático. ¿A qué se debe este éxito?


¿Quién es Yoani Sánchez?

Foto tomada del blog GY
 Nacida en La Habana en 1975, Yoani Sánchez se licenció en Filología Hispánica en la Facultad de Artes y Letras de La Habana en el 2000, con una tesis titulada “Palabras bajo presión. Un estudio sobre la literatura de la dictadura en Latinoamérica”. Está casada con el periodista Reinaldo Escobar, con quien tiene un hijo de 15 años. Durante los años 2002- 2004, Yoani Sánchez vivió en Suiza pero decidió, contrariamente a los que la mayoría de sus compatriotas y amigos le aconsejaban, regresar e instalarse nuevamente en Cuba. De vuelta en La Habana, trabajó durante un período corto en la Editorial Gente Nueva, para dedicarse luego trabajar por cuenta propia como profesora de español y guía turística. En el 2004 funda, con otros cubanos residentes en la isla, la revista de reflexión y debate Consenso. En abril del 2007 lanza su blog “Generación Y” (hoy traducido a quince idiomas), logrando una repercusión inmediata. Desde entonces trabaja como articulista, webmaster y editora del portal Desde Cuba. A pesar de que desde marzo del 2008 el gobierno cubano implementó un filtro informático que impide ver Generación Y  en los sitios públicos de Internet en Cuba (2), la bitácora de Yoani Sánchez ha logrado, fundamentalmente gracias al apoyo de los amigos del exterior, seguir publicando sus post y lograr cada vez más lectores. Yoani Sánchez prefiere, hoy día, llamarse “más informática que filóloga”.
Recibiendo el Premio Príncipe Claus

El camino de Yoani Sánchez del anonimato al enorme reconocimiento del que hoy goza ha estado plagado de dificultades. La historia de los sacrificios, los intentos fallidos, las trampas y las muestras de ingenio que ha tenido y tiene que dar para poder publicar sus post y sus twitters están documentados en muchos de sus textos y son, lamentablemente, experiencias compartidas por muchos blogueros independientes de Cuba. A la censura y los diversos filtros que el gobierno implementa para que los posts de Sánchez no sean accesibles a los lectores cubanos, hay que agregar otros factores como: los cortes de energía, la lentitud de la banda estrecha, el cable de fibra óptica que nunca llega, la carencia de equipo, el limitado acceso a computadoras públicas, el elevado precio de cada hora de uso (en febrero del 2011: 8 euros la hora desde un hotel y sólo para turistas, 1,33 euros desde un cibercafé) -, el deterioro de las computadoras, la dificultad de obtener un permiso para la conexión, el riesgo de que la casilla de correo electrónico sea cancelada sin previo aviso, la imposibilidad de adquirir un propio dominio web y alojarlo en un servidor local, la prohibición de hospedar el sitio en otro país, la imposibilidad - cuando de una manera u otra se abre un sitio - de actualizar todos los días, la frustración de no poder responder a los comentarios de los visitantes, toda esta faena extenuante para poder expresarse por la red, ha generado la frustración de toda una generación a la cual Yoani Sánchez, con acierto, califica como los “cibermutilados” (post del 21 de julio 2008).


Un exorcismo personal


Reseñar algo por definición tan dinámico y actual como un blog es prácticamente inútil (más efectivo es simplemente recomendar la visita a la página en cuestión), pero para quien desee adentrarse en el proceso de gestación del blog Generación Y de Yoani Sánchez y acceder a sus primeros post, recomendamos la lectura del libro Cuba libre. Vivir y escribir en La Habana, publicado por la editorial Debate en junio del año pasado (2010). Debate es una editorial perteneciente al grupo Random House Mondadori y se especializa en la publicación de ensayos. El mencionado volumen, publicado paralelamente en Barcelona, Buenos Aires y Montevideo, recoge los post de Generación Y desde su inicio en en abril del 2007 hasta octubre del 2009.
Portada del libro de Yoani Sánchez

Cuba libre. Vivir y escribir en La Habana se inicia con una introducción escrita por la misma Sánchez, quien analiza el fenómeno particular de los textos de blog. Tomando la debida distancia, la autora reflexiona sobre esas “criaturas mestizas difíciles de clasificar en algún orden” (p. 9) que son sus propios post extraídos del contexto digital y materializados en el papel. Aquí, la joven bloguera cubana puede explicar, como lo ha hecho tantas veces, las necesidades que hicieron que comenzara a publicar sus textos, y lo que esta posibilidad ha significado para ella:

“Hay criaturas mestizas difíciles de clasificar en algún orden y una de esas es mi escritura, a medio camino entre la crónica, el exorcismo personal y el grito. El hipogrifo nacido de estos dos años escribiendo un blog en internet tiene garras reales afincadas en la cotidianeidad (...). Las alas se las brinda la virtualidad, el enorme ciberespacio donde mis textos hacen lo que yo no podría: moverse y expresarse libremente.” (p. 9).

Son varios los factores que confluyen para que los post de Yoani Sánchez resulten  interesantes. Uno de ellos es la clara conexión entre ideología y cotidianeidad. Yoani no parte de abstracciones, sino que su punto de partida son los desvelos de la vida cotidiana, donde se refleja claramente cómo las decisiones gubernamentales dificultan la vida del cubano común, ya sea en la mala calidad del pan, el adoctrinamiento escolar o la lucha cotidiana para acceder a Internet (“Tantos kilobytes utilizados me han reafirmado que no soy yo, ni somos nosotros, los que nos oponemos a algo, sino que es la realidad cubana – esa que describo en mis post – la que se muestra profundamente contestataria, marcadamente opositora.” (p. 17)). Pero si bien denuncia la injusticia, no se titula víctima, y ése es otro factor que diferencia el análisis de la simple queja o el lamento. Yoani Sánchez critica, además, dando la cara (es simbólica la publicación de su documento de identidad en su perfil del blog) y contándole a los cubanos y al mundo sobre su propia vida y sus estrecheces. Lo acertado de Sánchez es que logra dar a sus escritos un toque personal, compartiendo sus afanes cotidianos con los lectores, pero sin perder su privacidad. Y si bien el lector puede echar un vistazo a su refrigerador vacío, o a sus zapatos gastados, esos detalles no tienen la finalidad de transformarla en héroe o víctima, sino sencillamente servir como símbolo de los desvelos de una gran parte del pueblo cubano, que lucha día a día con los mismos contratiempos, injusticias o anhelos.

 Otro acierto de Yoani Sánchez es no confundir patria con sistema. El aparato de propaganda de muchos regímenes autoritarios tiene y ha tenido como función hacer figurar a todo aquel que expresa una crítica al gobierno como antipatriota y traidor ( “(...) un país donde las clasificaciones se expresan rígidas y los apelativos, contundentes. Aquí sólo se puede ser ‘ revolucionario’ o ‘contrarrevolucionario’, ‘escritor’ o ‘ajeno a la cultura’, pertenecer al ‘pueblo’ o a un ‘grupúsculo’” p. 32). Sánchez distingue claramente en sus post al pueblo cubano necesitado como algo distinto y fundamentalmente más importante que la jerarquía institucional, el Estado y sus representantes. Yoani Sánchez es también explícita al declarar que sus opiniones, y todo lo que expresa en sus escritos, es producto de sus convicciones personales, que no es partidaria de tal o cual ideología o adscripta a grupo o movimiento colectivo: “Para evitar endiosamientos y futuras crucifixiones, aclaro en una de las páginas de mi blog que este es un ejercicio personal de cobardía para decir en la red todo aquello que no me atrevo a expresar en la vida real.” (p. 11).


El vaso de leche diario

Al repasar el grueso volumen (365 páginas) que reúne los escritos de Yoani Sánchez durante dos años y medio y tratar de enumerar los temas que desarrolla, nos encontramos casi ante un programa de gobierno. Ideología, libertad de expresión, situación habitacional, educación, salud pública, desempleo, economía, empresa privada, son temas que Yoani trata con destreza y, al partir de la cotidianeidad y los ejemplos concretos, logra cristalizar una serie de textos en la que muchos cubanos de hoy pueden identificarse. Yoani Sánchez habla siempre en primera persona, y son básicamente sus propias experiencias la que la autorizan a demandar cambios.

Si bien los temas son muchos, hay sin embargo dos que prevalecen: la libertad de expresión y el tema de la escasez (una vida marcada por la pobreza). Como otros autores cubanos (3), Yoani narra la miseria material (y muchas veces espiritual) en la que ha tenido que crecer, y el tono es muchas veces amargo. Cuando Yoani cuenta el vía crucis de un dolor de muelas (p. 30), el sueño tan anhelado del vaso de leche diario (p. 40) o el relato muy personal del deseo y la renuncia a tener otro hijo (p. 197), produce textos que conmueven y que la posicionan en un espacio intermedio entre la denuncia política y el relato autobiográfico de carácter literario. El tema de la libertad de expresión, por su parte, está continuamente presente a lo largo de todo el volumen. La desinformación y el aislamiento (p. 112, p. 126), el talento adquirido de leer entre líneas, la función del rumor como fuente de información alternativa (p. 45) y la censura (p. 115, p. 158, p. 191) son temas omnipresentes en el blog de Yoani Sánchez.

Lamentablemente, el volumen Cuba libre. Vivir y escribir en La Habana no circula en Cuba y, como ya mencionamos, también el blog Generación Y es de muy difícil acceso en el país. Pero Yoani Sánchez y muchos otros blogueros independientes cubanos no se dejan acobardar. Para poder difundir sus escritos, suelen imprimir algunos de sus textos y repartirlos en conciertos, exposiciones o simplemente en las plazas, para poder alcanzar también a todos aquellos que no acceden al privilegio de Internet. De esa manera intentan alcanzar el efecto de círculos en el agua, o, como Sánchez misma lo expresa: “ Cada copia entregada es como la inoculación de un virus de consecuencias impredecibles: el bacilo de la opinión libre, la infección que provoca en alguien ver a otro expresarse sin máscaras”. (p. 11). Esperemos que tanto Generación Y como otros espacios independientes en Cuba alcanzen cada vez más lectores y generen, a su vez, respuesta, diálogo y apertura, fenómenos profundamente anhelados por las jóvenes generaciones cubanas.


“Merci Facebook”: Las redes sociales de Internet como instrumento de cambio

Las redes sociales de Internet como instrumento de la democracia y la libertad de expresión han ido adquiriendo un rol cada vez más protagónico. Se evidenció en Irán en el 2009 y aún con más intensidad en los sucesos dramáticos de Túnez, Argelia y sobre todo Egipto en estas semanas, más los conflictos actuales en Libia, Bahrain y otros países del Medio Oriente y el norte de África. Los gobiernos autoritarios siguen intentando coartar la libertad de expresión a través de bloqueos, filtros y prohibiciones, pero la destreza tecnológica de las nuevas generaciones están siempre un paso más adelante. De la misma manera, lo que se inició como la aventura personal de una joven cubana que intentaba vencer sus propios temores, se ha transformado en un portal que aloja a una serie de blogueros independientes cuyos post son apreciados por una cantidad cada vez más grande de lectores.

Y si bien las redes sociales han significado una apertura y un medio de comunicación que continuamente logra filtrarse por las rendijas de la prohibición y llevar su mensaje al mundo, su uso no siempre redunda en efectos positivos. El bielorruso Evgeny Morozov nos recuerda, en su libro The netdelusion. The dark side of internet freedom , que Internet y las redes sociales son sólo instrumentos que fácilmente pueden ser manipulados de acuerdo a las manos que los manejen. Morozov ejemplifica con experiencias propias en su país, Bielorrusia, pero también con incontables ejemplos de países como Irán, China, Rusia, Corea del Norte y Venezuela, donde los gobiernos utilizan con destreza las redes sociales para difundir propaganda favorable a su propia gestión, y para vigilar a los disidentes. Morozov da como ejemplos a los casos de las autoridades iraníes, que controlan la página de Facebook del solicitante antes de expedir un pasaporte, y el de la red Al-Qaida, que ha utilizado y utiliza Internet como canal de propaganda y medio para reclutar nuevos simpatizantes. Morozov califica además de “ciberoptimistas” a los gobiernos que (como el gobierno sueco recientemente) han comenzado a destinar parte del dinero dedicado a la cooperación internacional en apoyar a los llamados “activistas de la red”. El bielorruso critica además la visión eurocéntrica, que elogia las manifestaciones de repudio a los regímenes que ellos mismo consideran destructivos, mientras que muestran molestia y escepticismo frente a fenómenos como Wikileaks o Anonymous, que critican a las élites de poder del mundo occidental.

Sin embargo, no se puede obviar el increíble poder de las redes sociales y el rol que han jugado en los recientes sucesos en Túnez, Algeria y Egipto. Quedan grabadas en la retina las imágenes de los muros de la capital tunecina que se pintaron inmediatamente después de la huida de Ben Ali: “Merci le peuple. Merci Facebook.” O como Yoani Sánchez escribió, en un twitter días antes de la renuncia de Hosni Mubarak: “ Cuánto tenemos que aprender del pueblo egipcio!”.


 Notas:

(1)   Ejemplos: post del 17 de febrero 2011: 6686 comentarios; post 12 de febrero: 3999 comentarios, post del 24 de enero 2011: 5 186 comentarios, etc. Seguidores en twitter (febrero 2011): 106 316.

(2)   El boicot oficial al blog Generación Y se levantó sorpresivamente a principios de febrero de este año, probablemente a raíz de la celebración de la Feria Informática Habana, cuya XIV tiene lugar del 7 al 11 de febrero. Yoani Sánchez cree que la medida es provisoria.

(3)   Véanse los libros Trilogía sucia de La Habana y El Rey de La Habana de Pedro Juan Gutiérrez (Matanzas, 1950) y Todos se van de Wendy Guerra (Cienfuegos, 1970).


Otros blogs independientes de Cuba:

“Octavo cerco” de Claudia Cadelo: http://www.octavocerco.blogspot.com/
“Desde aquí” de Reinaldo Escobar: http://www.desdecuba.com/reinaldoescobar/
“Habanemia” de Lía Villares: http://www.habanemia.blogspot.com/
“Sin evasión” de Miriam Celaya: http://www.desdecuba.com/sin_evasion/
y más en el portal http://www.desdecuba.com/

domingo, 9 de enero de 2011

AGATHA


Dama del Imperio Británico y Reina del Crimen



El 15 de septiembre de 1890 nació en Torquay, condado de Devon, Inglaterra, una niña que recibiría el nombre de Agatha Mary Clarissa Miller. Su nacimiento fue recibido con gran alegría por sus padres, el norteamericano Frederick Alvah Miller y la inlgesa Clarissa Margaret Boehmer, quienes ya eran padres de un niña de once años, Madge, y un niño de diez, Monty. La pequeña Agatha vivió una infancia feliz en el seno de una familia de clase media acomodada, en un ambiente idílico de la campiña inglesa.

Éste es el inicio de una historia que bien podría ser la de muchas niñas de la época en condiciones similares, pero que en este caso significó el nacimiento de una de las escritoras más leídas de todos los tiempos: Agatha Christie. Honrada con diferentes premios, doctorados, e incluso con el muy codiciado título de Dama del Imperio Británico, Agatha Christie es más conocida actualmente con el apelativo de “Reina del Crimen”, que con fervorosa admiración le otorgaran los millones de lectores que hasta hoy siguen disfrutando de sus inconfundibles novelas y misterios.

Igualmente fascinante es, sin duda, la historia de su vida. A pesar de haber sido educada por su madre, en forma privada, en el ambiente victoriano de la época, Agatha Christie transgredió, con increíble naturalidad, los parámetros que su educación y su época quisieron imponerle. La escritura y los viajes fueron su pasión, y el reconocimiento que alcanzó, inclusive durante su vida, fue inigualable. Christie escribió, en aproximadamente 50 años de producción, 80 novelas e historias breves, una docena de obras de teatro, seis novelas románticas (con el seudónimo de Mary Westmacott), tres libros misceláneos y una autobiografía. Se estima que ha vendido alrededor de dos billones de libros en todo el mundo, y ha sido traducida a una gran cantidad de idiomas (que varía, de acuerdo a las fuentes se consulten, entre los 45 y los 103 idiomas). Agatha Christie es, según el Guiness record book, el escritor que más libros ha vendido en el mundo (“best-selling fiction author of all time”)


Primeros años: infancia y juventud




La pequeña Agatha vivió los primeros once años de su vida en un ambiente familiar armonioso, rodeada del cariño de sus padres y hermanos. La madre decidió que su hija más pequeña realizara sus estudios en el hogar, dado que la niña, ya a los cinco años, había aprendido a leer sola. Bajo su supervisión y la de algunos profesores privados, Agatha recibió los conocimientos básicos de la enseñanza elemental. La niña gustaba representar obras de teatro y se cuenta que fue su hermana Magde quien la incitó a escribir. Paralelamente a sus estudios, Agatha aprendió a tocar el piano y a cantar. Esta vida idílica se interrumpe en forma dramática para la niña cuando el padre muere repentinamente. La situación familiar obviamente se modifica y la relación ya estrecha entre la niña y su madre se intensifica. Para poder sostenerse económicamente, Clarissa Miller decide alquilar la casa familiar durante los inviernos, mientras la familia se traslada temporalmente a Egipto, lo cual contribuyó a que Agatha se acostumbrara tempranamente a los viajes. Esto se repetiría todos los inviernos, hasta que, a los 16 años, la joven Agatha es enviada a Paris para realizar estudios de canto y piano. Pero la carrera de cantante de ópera que su madre había planeado no llega nunca a concretarse, en parte por recursos vocálicos insuficientes, pero también a causa de su timidez. De regreso de París, viaja junto a su madre a El Cairo, donde pasan el invierno, como en los viejos tiempos, y donde la joven escribe su primera novela (que nunca se publicará).

A los 22 años (1912), Agatha se compromete con Archibald Christie, piloto de las Fuerza Aérea del reino (Royal Flying Corps), con quien contraerá matrimonio dos años después, poco después de la declaración de la Primera Guerra Mundial. Durante los años de Guerra, mientras su esposo combatía en Francia, Agatha se enrola como enfermera voluntaria en el Hospital de la Cruz Roja de su ciudad natal, Torquay. Allí adquiere los conocimientos sobre medicinas y substancias tóxicas (completó un examen de farmacéutica) que tanto le servirían en la redacción de sus novelas. Este ambiente le inspirará la trama de lo que será su primera novela: El misterioso caso de Styles, escrito durante dos semanas de vacaciones. El manuscrito fue rechazado por varias editoriales, hasta que finalmente se publicó en 1920, con mediano éxito. Este fue el punto de partida de la carrera de quien en adelante se conocería como Agatha Christie (aún luego de su divorcio) y que a partir de aquí comenzaría a producir con extrema facilidad un gran número de novelas, pero también un volumen de poesía, llamado The Road of Dreams (1925). En 1919 nace su hija Rosalind.

Los años posteriores - si bien continuó con la publicación de sus novelas, que eran cada vez más exitosas -, fueron extremadamente duros para la escritora. Dos hechos desequilibraron su vida: primero la muerte de su madre, a quien se sentía profundamente unida, y luego la crisis de su matrimonio. Su esposo la abandona por otra mujer, y la pareja obtiene el divorcio en 1928. Durante el proceso de separación, Agatha Christie sufre una crisis emocional, con ataques de amnesia, durante uno de los cuales desaparecería durante once días sin dar señales de vida. Reaparece luego en un hotel sin poder dar explicaciones de su conducta, suceso que ha dado lugar a diversas especulaciones, y que se recrearía en la película Agatha (1) de 1979, con Vanessa Redgrave en el rol principal.


Amor en Mesopotamia



Luego de su divorcio y del escándalo que ocasionó su desaparición, Agatha Christie siente la necesidad de recluirse y encontrar la tranquilidad necesaria para poder seguir escribiendo. Finalmente, decide instalarse en las Islas Canarias, donde residió durante dos años. Allí escribió muchas de sus más conocidas obras, como El enigmático Mr. Quinn y El misterio del tren azul. Ya en esta época se establece internacionalmente como una de las más prolíficas y exitosas escritoras de novelas policiales. Unos años después, y ya recuperada de su dramática separación, Agatha Christie retoma lo que, junto con la escritura, sería su pasión: los viajes. En uno de ellos, en la ciudad de Ur en Irak, conoce al joven arqueólogo Max Mallowan, catorce años menor que ella. La atracción es mutua y en 1930, la pareja contrae matrimonio (el cual duraría 46 años, hasta el fallecimiento de la escritora a los 85 años). Los flamantes esposos Mallowan (aunque Agatha conservaría siempre el apellido de su primer marido para la escritura) deciden realizar juntos los viajes de carácter arqueológico que la profesión de Mallowan exigía. Agatha participó activamente de las expediciones y llegó a poseer conocimientos profundos en la materia, a la vez que muchos de los ambientes exóticos que visitaba la inspiraron en la escritura de varias de sus más conocidas obras, como Asesinato en Mesopotamia, Muerte en el Nilo o La venganza de Nofret.

Durante la Segunda Guerra Mundial, vuelve a colaborar como voluntaria en una farmacia militar, donde actualizó sus antiguos conocimientos en toxicología, además de seguir escribiendo sin cesar. Como muchos de sus contemporáneos, Agatha Christie condenó la guerra (donde perdió a su yerno, el marido de su hija Rosalind) entendiendo que en una guerra  sólo quedaban perdedores.

En 1960, a los 70 años, la UNESCO la declaró oficialmente como el autor más vendido del  mundo. Para entonces, Max Mallowan, su marido, ya se había convertido en un eminente arquólogo y sería ennoblecido por la reina. Agatha Christie pasó entonces a titularse Lady Mallowan. En 1961 fue designada miembro de la Real Sociedad de Literatura y Doctora Honoris Causa en Letras por la Universidad de Exeter. En 1970, celebró sus 80 años con una fiesta magnífica, fue retratada por el célebre pintor Oscar Kokoschka y posó para el Museo de Cera de Madame Tussaud. En 1971 se le concedió el entonces muy poco frecuente título de Dama del Imperio Británico, en reconocimiento a su obra literaria. A partir de aquí su salud se debilita y Agatha Christie se retira de la vida pública, dedicándose exclusivamente a la compañía de su esposo y de su adorado nieto Matthew, hijo único de Rosalind. Matthew Prichard es, actualmente, el heredero universal de Agatha Christie, a quien la escritora ya en vida cediera los derechos de autor de su vasta obra.

Agatha Christie falleció, luego de un corto período de enfermedad, el 12 de enero de 1976, a los 85 años de edad, en Winterbrook House, Cholsey, Oxfordshire, y sus restos descansan en el cementerio de la iglesia de St. Mary en Cholsey.



Reina del Crimen


A pesar de su fallecimiento hace ya 35 años, la popularidad de Agatha Christie sigue intacta. Sus libros siguen siendo leídos en todo el mundo y aún siguen organizándose festivales sobre su obra y otorgándose premios con su nombre. A su fama ha contribuido también, además de su obra, una larga serie de rodajes de las novelas tanto para el cine como para la televisión. El fuerte de Agatha Christie fue la novela detectivesca o de suspenso, en ciertos casos llamada “misterios”, en donde se le presenta al lector un misterio (frecuentemente un asesinato), el cual se resuelve gracias al ingenio de un policía, un detective o simplemente un personaje más del relato, quien astutamente y gracias a su poder de deducción (y su conocimiento de los mecanismos de la conducta humana) logra resolver el caso. En las novelas de Christie, los misterios son resueltos más por inteligencia e intuición que por minucioso trabajo detectivesco. Los escenarios de sus novelas son espacios cerrados, generalmente pequeños poblados ingleses o haciendas en el campo, habitados por personajes de clase media acomodada, lo que limitan la cantidad de sospechosos. La idea es permitir al lector ensayar hipótesis e intentar adivinar la identidad del culpable antes de acabar la lectura del relato.

Los textos más populares de Christie fueron, y son todavía, los protagonizados por dos figuras ya legendarias, con las cuales la escritora trabajaba en dos series paralelas. Una es la de Hércules Poirot, excéntrico detective belga residente en Gran Bretaña; y la otra es la inconfundible Srta. Marple, una vivaz sexagenaria con un agudo poder de observación. Mientras que Poirot concentra su trabajo en los ambientes urbanos, la Srta. Marple es la típica solterona de provincias, cuyo máximo entretenimiento es observar la vida de sus vecinos. Y aunque suene como una descripción antipática, lo cierto es que la Srta. Marple se nos presenta como una dama sabia y agradable, profundamente conocedora de la psiquis humana. Hércules Poirot es introducido a los lectores en uno de los primeros libros de Agatha Christie, el mencionado El misterioso caso de Styles (1920), mientras que la figura de la popular Srta. Marple aparece recién diez años después en El asesinato en la vicaría (1930). Agatha Christie continúa escribiendo estas dos series en forma paralela, pero ya en los años 40 había escrito las dos novelas que cerrarían ambos ciclos: Telón: último caso de Poirot (publicado 1975) y Un crimen dormido (publicado en 1976), cuyos manuscritos fueron encerrados en una caja de seguridad en un banco de Londres por la misma autora, para publicar después de su muerte y de esa manera asegurarse que nadie más seguiría utilizando estas figuras tan queridas para su creadora. En 1977 se publica, también póstumamente, Una autobiografía, que Agatha Christie redactara unos diez años atrás. Es un grueso volumen de recuerdos, escritos con la misma soltura y agilidad que caracteriza el estilo de la autora, aunque no cubre todos los episodios de su vida ni sigue un riguroso orden cronológico.


Lo interesante de los misterios de Agatha Christie es esa capacidad única de la escritora inglesa para mantener el suspenso hasta el último minuto, tejiendo y destejiendo tramas y posibles soluciones, y cuya resolución no se develará hasta último minuto. Muchas veces ha sido criticada por salirse de las reglas del género y echar mano a recursos inusuales (como en El asesinato de Roger Acroyd o en Diez negritos), pero probablemente sea ésa otra de sus virtudes de narradora, y las novelas mencionadas siguen siendo consideradas como clásicas en su género. Los textos de Agatha Christie exhiben además una fina ironía y un delicado sentido del humor, con frecuencia expresado por personajes que tienen la madurez suficiente para ironizar sobre sí mismos. Su construcción del diálogo es ágil y segura; no le preocupan, sin embargo, los aspectos sociales o morales de la intriga y lo cierto es que Agatha Christie nunca tuvo como objetivo realizar una crítica social o mostrar las deficiencias de su sociedad, como muchos actuales escritores policiales aspiran en la actualidad. Agatha Christie deseó entretener a sus lectores con misterios inteligentemente construidos, y lo hizo magistralmente. Sus lectores se lo agradecen y siguen admirándola incondicionalmente como la indiscutida “Reina del Crimen”.


 (1) Trailer de la película Agatha de 1979, con Vanessa Redgrave y Dustin Hoffman

miércoles, 8 de diciembre de 2010

"Un fuego chisporroteante en la cabeza". Discurso Nobel de Mario Vargas Llosa


Foto perteneciente a la Agencia EFE

El termómetro marcaba nueve grados bajo cero cuando, a las cuatro y media de la tarde, se abrieron las puertas del salón de conferencias de la Academia sueca para dejar entrar al grupo de entusiastas que, haciéndole frente al frío, habíamos llegado para presenciar el discurso Nobel de Mario Vargas Llosa.

Quienes desfilábamos por los elegantes pasillos del recinto académico no éramos en absoluto, como quizás muchos pensaran, un grupo privilegiado. En línea con la tradición democrática sueca, las entradas para el acto durante el cual el flamante Premio Nobel de Literatura pronunciaría su discurso, se repartieron gratuitamente a todo aquel que así lo deseara. Ricos o pobres, suecos o extranjeros, intelectuales, trabajadores o desocupados, todo aquél que quiso obtener una entrada tuvo que simplemente seguir los pasos que la institución Nobel había dispuesto con anterioridad: hacer cola a la intemperie con un frío inhumano el día previsto por los organizadores. Pero el empeño cosecha siempre sus frutos, y luego de un par de horas de amena conversación en la cola, las 60 entradas se acabaron en tres minutos.

Unas semanas más tarde, llegó la fecha esperada. La atmósfera del salón de conferencias de la Academia Sueca, de aspecto elegante pero no pomposo, brindaba un toque especial a este acontecimiento. Entre los presentes se notaba una cierta expectación nerviosa y, a la vez, un aire de solemnidad. Unos cuantos puestos estaban obviamente reservados, pero eran apenas unas bancas: para los académicos suecos, para la familia y los amigos más cercanos del galardonado y para unos pocos representantes de las Embajadas (del Perú y de España). Un puesto especial tuvo la legendaria agente literaria Carmen Balcells, quien, en silla de ruedas, presenció el acto notoriamente emocionada. El resto de la audencia estaba conformado por una mezcla de suecos, españoles, peruanos y latinoamericanos de distintas procedencias. El salón de conferencias de la Academia es relativamente pequeño, y permite la presencia de alrededor de un centenar de personas.

Mario Vargas Llosa, más pequeño y más anciano de lo que algunas fotos profesionales lo muestran, y al parecer todavía magullado por una caída ocasionada por la falta de costumbre de caminar por las calles de hielo de esta ciudad, hizo su entrada al recinto seguido por su esposa Patricia. Luego de una brevísima presentación por parte de Peter Englund, el Secretario Permanente de la Academia Sueca, el escritor peruano inició su discurso con voz clara y porte decidido. Su conferencia, “Elogio de la lectura y la ficción”, fue leída por este escritor profesional, con experiencia en trajines políticos, en aproximadamente cincuenta minutos.
Foto perteneciente a la Agencia EFE

Por esos efectos relámpago que nos hacen amar a Internet, el discurso ya estaba en el ciberespacio a los pocos segundos de haberse pronunciado. La mejor cara de la globalización hacía posible que los interesados de todas partes del mundo pudieran acceder al texto (en su original en castellano, y las traducciones al inglés y al sueco) inmediatamente. El discurso está ya al alcance de todos y no fue privilegio de los oyentes del día. Ya los expertos analizarán su contenido; los seguidores de Vargas Llosa lo ensalzarán y sus detractores lo descalificarán, todo es cuestión de gustos y perspectivas. Pero que la lengua castellana, en la voz de un representante de América Latina, sonara en los renombrados salones de la Academia sueca, fue un momento de orgullo y emoción.

Varios pasajes del discurso fueron, a mi juicio, de una calidad indiscutible, sobre todo aquellos que describen a la literatura como valor imprescindible de la existencia humana: “Igual que escribir, leer es protestar contra las insuficiencias de la vida. Quien busca en la ficción lo que no tiene, dice, sin necesidad de decirlo, ni siquiera saberlo, que la vida tal como es no nos basta para colmar nuestra sed de absoluto, fundamento de la condición humana, y que debería ser mejor. Inventamos las ficciones para poder vivir de alguna manera las muchas vidas que quisiéramos tener cuando apenas disponemos de una sola”.

La función de la literatura como puente de unión entre los seres humanos de distintas culturas fue un tema muy apreciado por el público presente, dado que la discusión del pluralismo cultural es tema candente en este país desde el avance del partido xenóbofo sueco en las últimas elecciones. El partido Demócratas de Suecia (Sverigedemokraterna) cuestiona seriamente la apertura al multiculturalismo que ha sido desde siempre un pilar en la sociedad sueca. Ahora decía Vargas Llosa: “La buena literatura tiende puentes entre gentes distintas y, haciéndonos gozar, sufrir o sorprendernos, nos une por debajo de las lenguas, creencias, usos, costumbres y prejuicios que nos separan. (...) La literatura crea una fraternidad dentro de la diversidad humana y eclipsa las fronteras que erigen entre hombres y mujeres la ignorancia, las ideologías, las religiones, los idiomas y la estupidez”.

Más adelante, Vargas Llosa logró describir la ausencia de conflicto entre ser ciudadano del mundo y a la vez amar a su patria. Tomando distancia de los nacionalismos fanáticos, que separan a los seres humanos por razones geográficas, étnicas o políticas, el Premio Nobel reivindicó el derecho a sentirse, a la vez, peruano y universal. Luego de declarar su amor y su agradecimiento a Francia, por haberle albergado y nutrido intelectualmente, y a España, por haber sido el país que le ofreció una ciudadanía cuando arriesgaba verse privado de la suya propia, Vargas Llosa declaró su amor al Perú: “Al Perú yo lo llevo en las entrañas porque en él nací, crecí, me formé, y viví aquellas experiencias de niñez y juventud que modelaron mi personalidad, fraguaron mi vocación, y porque allí amé, odié, gocé, sufrí y soñé. Lo que en él ocurre me afecta más, me conmueve y exaspera más que lo que sucede en otras partes. No lo he buscado ni me lo he impuesto, simplemente es así.”

La patria, sin embargo, no coincide siempre con los límites geopolíticos de un país, sino que es el conjunto de lugares donde se ha vivido y amado, de donde se nutren los recuerdos. Y no menos, las personas queridas. Y el homenaje más emotivo de Mario Vargas Llosa fue dedicado a su esposa Patricia: “El Perú es Patricia. (...) Ella hace todo y todo lo hace bien. Resuelve los problemas, administra la economía, pone orden en el caos, mantiene a raya a los periodistas y a los intrusos, defiende mi tiempo, decide las citas y los viajes, hace y deshace las maletas, y es tan generosa que, hasta cuando cree que me riñe, me hace el mejor de los elogios: ‘Mario, para lo único que tú sirves es para escribir’”. Fue el único momento del discurso en que la voz se le quebró.

La conferencia, de doce páginas, contiene mucho material: sobre literatura, libertad de expresión, política, recuerdos personales y agradecimientos. Pero el tema que lo recorre es el amor a la literatura y la idea fundamental de que la lectura y el ejercicio de la ficción nos mejora, da sentido y trascendencia a ese período limitado de tiempo que vivimos sobre la tierra. La literatura, esa “manera de vivir con ilusión y alegría y un fuego chisporroteante en la cabeza” es la pasión que eleva a Mario Vargas Llosa y que lo ha hecho merecedor del Premio Nobel de literatura 2010.

Una vez terminada la conferencia, los oyentes nos dispersamos lentamente, luego de haber tenido la oportunidad de fotografiar y hasta estrechar la mano del galardonado. Iluminados y abrigados por el calor de ese “fuego chisporroteante”, los diez grados bajo cero que nos recibieron a la salida parecían, misteriosamente, mucho más soportables que a la entrada.

Foto perteneciente a Scanpix Sweden

domingo, 21 de noviembre de 2010

LOS DEMONIOS EXISTEN Sobre creatividad y locura.


La relación entre creatividad y locura no es un tema nuevo. A lo largo de la historia de la literatura y el arte se ha podido comprobar que, con frecuencia, las personas poseedoras de una gran capacidad creadora son muchas veces aquellas que también tienen propensión a desarrollar trastornos psíquicos. Esta relación ha dado objeto a un sinnúmero de estudios y reflexiones, y no cuesta mucho esfuerzo formular una lista con ejemplos de creadores cuyo talento ha florecido en forma paralela a perturbaciones psíquicas o desarreglos emocionales. Obviamente no es la locura un requisito indispensable para la creación, y a nadie se le ocurriría afirmar que todos los enfermos mentales sean genios. Sin embargo, es interesante notar la existencia de un grupo de artistas cuya producción, por ejemplo, está marcada por estados maníacos de producción ilimitada, seguidos de períodos de depresión profunda. Otros han dado testimonio de síntomas específicos, como alucinaciones visuales o auditivas, sueños turbulentos y sensibilidad exacerbada. Estos síntomas, que con frecuencia han causado gran sufrimiento a sus poseedores, muchas veces han resultado en exquisitas obras de arte, música o literatura. En relación directa con ciertos estados de desequilibrio psíquico o emocional pueden también mencionarse los numerosos casos de suicido. Creadores como Vincent Van Gogh, Edvard Munch, Sylvia Plath, Arthur Rimbaud, August Strindberg, Virginia Woolf o Alejandra Pizarnik testimonian la relación trágica entre ciertos estados mentales en muchos casos inseparables: creación y locura.
"El grito" de Edvard Munch

Hasta el momento, la relación entre creatividad y locura ha sido estudiada fundamentalmente desde el punto de vista histórico-biográfico y psicológico, documentando y estudiando los casos individuales en los cuales los trastornos mentales parecen haber abierto las puertas del genio creador. Se han estudiado las condiciones de vida de los artistas, el promedio de edad, la relación de la creatividad con el uso de drogas y alcohol, la tendencia al suicidio y otros datos que dan por sentado que esta inquietante relación es un hecho. Sin embargo, no se había dado a conocer ningún estudio de tipo neurobiológico sobre el fenómeno hasta hace muy poco, cuando los investigadores suecos del Instituto Karolinska de Estocolmo, Fredrik Ullén y Örjan de Manzano, presentaron un detallado informe al respecto. 

En este trabajo, Ullén y de Manzano estudian los procesos cerebrales que demuestran que el sistema de dopaminas en el cerebro de personas creativas semeja en muchos aspectos al de personas con el diagnóstico esquizofrenia. ¿Cómo funciona este sistema? A diferencia de las personas “normales”, el sistema de dopaminas (subtipo receptor D-2) de las personas creativas no filtran de manera tan estricta el torrente de impresiones sensoriales (visuales, auditivas, olfativas, etc) con el que estamos en contacto todo el tiempo, lo cual aumentaría la capacidad del individuo de percibir relaciones y crear asociaciones originales y, a veces, extravagantes o delirantes. Desde el punto de vista de la creatividad, este sistema puede originar una corriente inagotable de ideas e inspiración, pero desde el punto de vista de la enfermedad, puede conducir al paciente a la confusión y la angustia. En resumen, una hiperestimulación que podría provocar tanto procesos creativos como desórdenes psicóticos (1). Ullén y de Manzano aclaran que ésto no significa que una persona que sufre de esquizofrenia automáticamente sea más creativa, y que en el caso de serlo, la enfermedad con frecuencia dificulta la concreción de la capacidad creadora. Según los investigadores, muchos creadores provienen de una familia con propensión a ciertos desórdenes psíquicos, y algunos pueden inclusive ser afectados por la enfermedad durante ciertos períodos de su vida.

El estudio de Ullén y de Manzano ha despertado el interés internacional, lo cual extraña un poco a los investigadores. Según ellos, es ya bien sabido que personas de gran creatividad, con más frecuencia que otras tienen en su familia casos de enfermedades psíquicas, como la enfermedad bipolar o maníacodepresiva y esquizofrenia. Y que desde todos los tiempos se sabe que el límite entre locura y creación es difuso e imposible de definir. La meta de los estudiosos fue simplemente documentar los mecanismos (algunos de ellos) que nuestro cerebro pone en funcionamiento durante el proceso de creación, comparándolo con los de la enfermedad para, en el mejor de los casos, dar un conocimiento más profundo y matizado de las mismas. Los estudiosos suecos creen hallar aquí la explicación de por qué los genes que conducen a la enfermedad mental no han desaparecido a través de la evolución: cuando la persona que los posee logra encontrar el equilibrio, potencian su capacidad creadora.
"Separación" de Edvard Munch

Otra meta del equipo de investigadores del Instituto Karolinska es profundizar la comprensión de los mecanismos de la creatividad con el objeto de implementar estrategias para entrenar y desarrollar el pensamiento creador. Estudios anteriores han demostrado que el primer paso de la creatividad es la capacidad de producir una gran cantidad de ideas y alternativas en una especie de corriente denominada flow, un estado de concentración y gozo que ciertas personas experimentan durante el ejercicio de actividades intelectuales estimulantes. Sin embargo, Ullén y de Manzano están firmemente convencidos de que el secreto de una conducta creativa exitosa reside en la combinación de creatividad y disciplina. Para ser creativo, es necesario también poder ordenar las ideas y tener la capacidad de llevarlas a la práctica. Un torbellino continuo y desordenado de ideas sólo generaría confusión y caos. 

Científico y humanista

"Noche estrellada" de Vincent van Gogh

El estudio de Ullén y de Manzano ha suscitado gran interés, no sólo por sus resultados sino por ser uno de los investigadores - Fredrik Ullén- una figura destacada de la vida cultural sueca. Fredrik Ullén es docente de la cátedra de Neurología Cognitiva en el Instituto Karolinska de Estocolmo, además de trabajar en el Stockholm Brain Institute, donde dirige un equipo de investigadores especializados en el tema neurobiolgía de la música. Y además de esta brillante y exigente carrera profesional, Ullén es también un destacado pianista. Con una larga carrera como concertista y con numerosos discos grabados y premiados, Ullén ha sido reconocido como un virtuoso de técnica casi perfecta y gran sensibilidad. Cómo logra Ullén combinar estas dos actividades de tanta exigencia puede quizás explicarse en la receta que él mismo nos revelara anteriormente: combinación de creatividad y disciplina. “- Yo me considero tanto un científico como un humanista. El desarrollar ambos aspectos enriquece mi vida”- dice. Otra de las claves de esta combinación de roles es una zona en común donde el ejercicio de la música, y la investigación y reflexión sobre los mecanismos de creación, se cruzan. Los límites entre el trabajo y el tiempo libre también son fluctuantes, y cuando un creador trabaja con lo que es su pasión no quiere, ni puede, descansar.

El campo en el que Fredrik Ullén ha trabajado más y en el cual se siente más a gusto es el de la música. Ullén estudiado a un gran número de pianistas profesionales y demostrado que el entrenamiento musical desde la infancia produce transformaciones anatómicas en el cerebro. Cuánto más un pianista ha practicado en su niñez, más desarrollados son sus circuitos nerviosos en determinadas secciones del cerebro. La relación entre una educación musical temprana y un alto coeficiente intelectual también se ha comprobado científicamente. Sin embargo, Ullén no cree en absoluto en el llamado “efecto Mozart”, que postula que el escuchar música clásica nos hace más inteligentes. Pero crear música, eso sí entusiasma a este original músico y científico.


Los "demonios" bergmanianos

Dibujo de Alejandra Pizarnik

El cineasta sueco Ingmar Bergman se refería con frecuencia a sus “demonios”. Fuerzas que se apoderaban de él y lo precipitaban a la creación, pero también a la angustia. Así como su admirado August Strindberg, quien obedecía a lo que él llamaba los “poderes” (makterna), así Bergman solía adjudicar a sus “demonios” un poder intenso sobre su espíritu. En Lanterna magica dice (durante una hospitalización): “Atravieso un período de intenso sufrimiento. Protestando contra las indicaciones de los médicos, he abandonado completamente el valium y el mogadón. El efecto es inmediato. La angustia reprimida estalla como una llamarada, el insomnio es total, los demonios están enfurecidos y creo que las detonaciones en el interior de mi cuerpo me destrozarán.” (2). 

Fredrik Ullén y Örjan de Manzano han simplemente confirmado lo que muchos creadores testimoniaron y testimonian en sus obras y su vida: que los “demonios” realmente existen, y que muchos artistas han debido pagar un precio muy alto por sus excepcionales obras de arte.


Algunos ejemplos de creadores atormentados por enfermedades psíquicas:

Vincent van Gogh (1853–1890): célebre pintor holandés, uno de los representantes más destacados del expresionismo. Trabajó con intensidad aún durante períodos de depresión y melancolía. Internado durante un año en un hospital psiquiátrico, al poco tiempo de salir de la internación, se suicidó.

"Autorretrato con cigarro" Edvard Munch
Edvard Munch (1863–1944): pintor noruego. Reconoció recoger inspiración de sus trastornos psíquicos. Una de sus obras más conocidas, El grito, se incluye en una serie de pinturas denominadas El friso de la vida, cuyo tema es el aislamiento y la angustia. 

Virginia Woolf (1882–1941): escritora inglesa. Representante del modernismo literario, su escritura es considerada una de las más renovadoras de la lengua inglesa. Sufrió de crisis psicóticas durante toda su vida, pero logró sin embargo dar cauce a su atormentada creatividad en una obra literaria de gran calidad. Se suicidó a los 59 años.

August Strindberg (1849–1912): narrador y dramaturgo sueco. Vivió una vida tumultuosa y fue una figura dominante de la vida literaria y cultural de Suecia. Sufrió varias psicosis que, entre otras cosas, le sirvieron de fuente de inspiración para su obra Inferno.

Alejandra Pizarnik (1936- 1972) poeta argentina fuertemente influida por el surrealismo. Una de las voces líricas más originales de América Latina. Su extrema sensibilidad la llevó desde temprano a la adicción a las anfetaminas y otros psicofármacos. Sufrió períodos de depresión e intentó suicidarse varias veces. Internada en un hospital psiquiátrico en Buenos Aires, se suicidó durante un permiso de fin de semana con una sobredosis de barbitúricos a los 36 años.
 Ingmar Bergman cuenta acerca de sus demonios (en sueco): http://www.youtube.com/watch?v=UHcodzEEhLQ